jueves, 27 de mayo de 2010

Los dioses de Lovecraft





En la creación de su universo de terror, H. P. Lovecraft no dejó ningún aspecto al azar, creando no sólo una serie de criaturas que habitasen las pesadillas del mundo, sino que llegó a crear un “maléfico y oscuro” panteón.


Los dioses de los mitos están divididos en varias categorías. Además de esto, hay que tener en cuenta que los dioses tienen avatares, que son unas formas determinadas en las que estos se manifiestan. Esto es importante porque, en muchas ocasiones, los sectarios adoran más al avatar que al propio dios. Esto queda muy de manifiesto en el culto a Nyarlathotep, conocido como “el dios de las mil caras” debido a sus múltiples avatares.



Primigenios: son los dioses malevolentes de los mitos que con más frecuencia son adorados. Muchos de ellos interfieren en diversos aspectos de la humanidad, siempre en perjuicio de esta. Un ejemplo de primigenio, es el gran Cthulhu.


Dioses exteriores: son los mayores poderes en el universo de los mitos. Son conocidos y temidos por la mayor parte del universo. Pueden ser verdaderos dioses o sencillamente poderes y principios del cosmos.


Ahora haremos un breve repaso a las diferentes deidades, comenzando por los dioses arquetípicos:



Bast: “Belleza, elegancia, altivez, calma filosófica, autosuficiencia, maestría indómita. ¿Dónde más podemos encontrar estas cosas sin tan siquiera llegar a la mitad de la perfección y plenitud propias de la encarnación del incomparable y silencioso gato?” Gatos y perros, por H. P. Lovecraft.


Suele ser representada por una gata o una mujer con cabeza de gato. En el Antiguo Egipcio, solía aparecer con un sistro en la mano derecha, una égida coronada con una cabeza de león en la izquierda, y una pequeña bolsa de cuero colgando de su hombro izquierdo. También recibe los nombres de Bastet o Ubasti.

Culto: Bast fue la diosa de la antigua Bubastis en Egipcio, aunque su culto no quedo allí limitado, sino que se extendió hasta ciudades importantes del Imperio Romano, como la desaparecida Pompeya. Era la diosa del hogar y la diosa leonina de la guerra. Parece que su culto no ha sobrevivido en los seres humanos, a excepción de los que viven en las tierras del sueño (de las cuales hablaré en otro artículo)

Características: Bast, al igual que los otros dioses arquetípicos no suelen interferir en los asuntos mundanos. Puede que la diosa actúe a través de sus felinos sirvientes si alguien se compota de manera especialmente cruel con ellos. Si estos no fuesen capaces de resolver la situación por sí solos, podría ser que la diosa hiciese acto de presencia. Aparece acompañada de un séquito de grandes y lustrosos felinos, la mayoría de ellos gatos domésticos, aunque siempre habrá, al menos una leona, una tigresa o alguna otra hembra de uno de los grandes felinos.

Hypnos: “joven, de una juventud ajena al tiempo y de rostro bello y con barba, labios curvados en una sonrisa, frente olímpica, y densos mechones ondulados coronados de amapolas” Hypnos, por H. P. Lovecraft


Se sabe que la auténtica forma de este dios es tan terrible y retorcida como las peores pesadillas. Como dios del sueño, su naturaleza está ligada a la frontera onírica que existe entre el mundo real y las Tierras del Sueño, y todos los durmientes soñadores tienen que viajar a través de sus dominios.

Culto: aunque Hypnos ha visitado el mundo real en alguna ocasión, no ha vuelto a tener en él ningún culto humano desde la Grecia Clásica. En las tierras del sueño, es adorado por criaturas no humanas.

Características: Si el comportamiento de un soñador atrajera la atención de Hypnos, este podría transformarlo en una criatura adecuada a sus deseos, alterándolo a voluntad. Lo que pasa después, es que la víctima deberá quedarse junto a Hypnos y nunca más regresar al mundo real.


Nodens: “y sobre el lomo de unos delfines se sostenía una concha almenada en la que iba montado la gris y terrible figura de Nodens, el señor del gran abismo [...] entonces, el viejo Nodens extendió una arrugada mano y ayudó a Olney y a los suyos a subir a aquella enorme concha” La extraña casa de la niebla, por H. P. Lovecraft.

Nodens asume normalmente la forma de un ser humano anciano y de barba gris. Suele ir montando en un carruaje formado por una enorme concha marina tirada por monstruos extraterrestres o propios de las leyendas fantásticas de la Tierra (como los unicornios). En su mano derecha, lleva un bastón tallado de marfil.

Culto: en ocasiones Nodens se comporta de forma casi amistosa con la humanidad. Ha visitado la Tierra en varias ocasiones, y se sabe que ha ayudado a algunos seres humanos perseguidos o acosados por los primigenios o por Nyarlathotep. Nodens no tiene culto en la Tierra, pero hay criaturas no humanas que se encuentran a su servicio, como los ángeles descarnados de la noche

Con esto finaliza el repaso a los dioses arquetípicos. Estoy preparando otro artículo en el que hablo de los primigenios y los dioses exteriores; y otro acerca de las Tierras del Sueño, y las criaturas que las moran.

Espero que este artículo os haya sido útil para comprender mejor la mitología de H. P. Lovecraft.



Azathoth

Ese último azogue amorfo de confusión superlativa que blasfema y barbotea en el centro de todo lo infinito, el sultán de los demonios desatado, Azathoth, cuyo nombre no hay labios que osen pronunciar en voz alta, que roe con avidez en inconcebibles estancias carentes de luz más allá del tiempo rodeado por el sofocado y enloquecedor ritmo de viles tambores y el atiplado y monótono lamento de flautas malditas.



Azathoth, deidad suprema de los mitos de Cthulhu, existe desde antes de la creación. Hay quien dice que echó una mano en el origen del universo. Habita más allá del espacio-tiempo normal, en el centro de toda existencia, donde su cuerpo amorfo se estremece sin cesar al compás marcado por el monótono quejido de una flauta. Dioses menores y servidores por igual, danzan enajenados en torno a Azathoth al son de esa misma música.

Azathoth es ciego e idiota, un “monstruoso caos nuclear”. Lo cierto es que su esencia forma parte de toda la materia física del multiverso, aunque también puede manifestarse como una visible masa amorfa.

Culto: otros dioses de los mitos veneran y adoran a Azathoth. Por poner un ejemplo, el gran Cthulhu es el sumo Sacerdote de Azathoth, aunque le sirve a distancia y solo cuando las estrellas son propicias. El brazo derecho de Azathoth es Nyarlathotep. Los apetitos de Azathoth son satisfechos de inmediato por obra y gracia del Caos reptante.

Raros son los mortales que rinden culto a Azathoth, puesto que este dios ofrece poco a cambio. Por lo general, Azathoth es invocado por accidente, y por tanto, su venida acarrea desastre y horror. Solo las mentes criminales más desquiciadas se postran a sabiendas ante un ser así. Empero, tales adoradores podrían poseer información privilegiada acerca de la naturaleza del universo, su origen, poderes y significado, información que tal vez sólo resulte comprensible para otros orates.

Los suplicantes más temerarios podrían querer convocar la manifestación de Azathoth, pese a los terribles riesgos que entraña esta acción, puesto que Azathoth podría irritarse ante la interrupción de la incesante música de camarilla interpretada por sus servidores.

Cthulhu

Un monstruo de perfil vagamente *****poide pero con una cabeza semejante a la de un pulpo, con el rostro convertido en una masa de cilios, cuerpo de aspecto gomoso recubierto de escamas, unas garras prodigiosas en las zarpas traseras y delanteras y largas y estrechas alas a la espalda. Este ser... presentaba una corpulencia abotargada... Apareció bamboleándose para estrujar su gelatinosa inmensidad verde a través del negro umbral... Era una montaña ambulante, tambaleante.(HP Lovecraft; “La Llamada de Cthulhu”)

El gran Cthulhu es una pesadilla hecha carne que supera con creces los 30 metros de altura. Su cabeza, semejante a la de un pulpo o calamar, está dotada de sinuosas cordadas de tentáculos que pueden extenderse hasta los 10 metros o más. Su cuerpo es una descomunal mole de carne embadurnada de babas, humanoide por lo general, salvo por su enorme tamaño y las terribles garras que rematan sus manos y pies. Las enormes alas membranosas crecen a su lomo y le permiten moverse tanto por el aire como por el agua.


Cthulhu mora en la ciudad fantasma de la primordial R’lyeh, hundida en las profundidades del Pacifico. Yace en un trance semejante a la muerte, pero algún día, la ciudad se alzará y él despertará. Cuando lo haga, que se lamente el mundo, pues su apetito es una entidad por sí y no conoce límites.

En la misma ciudad se encuentran enterradas otras criaturas de edad primordial, criaturas que probablemente pertenezcan a la raza de Cthulhu, aunque ninguna de ellas ha adoptado aspectos de deidad como él. El Gran Cthulhu es el sumo sacerdote y gobernador de todas ella y, con mucho, el más poderoso.

Culto: Cthulhu, pese a hallarse perdido en su sueño milenario, ha enviado sueños espeluznantes a los mortales, con los que ha provocado la locura de muchos. Tal vez sea este el motivo por el que el culto a Cthulhu sea el más extendido y popular de todos los primigenios en la Tierra. Esta secta cree que Cthulhu descendió de las estrellas junto a su raza para construir la gran ciudad de R’lyeh y conquistar el mundo. Cuando las estrellas cambiaron, su continente se hundió bajo las aguas.

La ciudad y sus habitantes se sumieron en un sueño semejante a la muerte en el que esperan a ser despertados por miembros de la secta de Cthulhu. Cuando R’lyeh emerja en el océano, los miembros de la secta estarán cerca para abrir la vasta cripta de ébano en la que sueña Cthulhu, momento en que despertará y destruirá el mundo, perdonando la vida a sus fieles para poder comienzo al nuevo orden mundial.

Existen tribus enteras que adoran a Cthulhu, desde los remotos inuitas hasta los degenerados habitantes de los pantanos de Luisiana. Parece gozar de especial calado entre las religiones de la gente del mar y los seres que habitan cerca de la orilla. Le sirven unos seres llamados profundos, al igual que las entidades octópodas conocidas como las semillas estelares de Cthulhu.

La secta de Cthulhu es prehistórica y presenta numerosas variantes. El propio Cthulhu posee muchos nombres, la mayoría de los cuales derivan de su forma original. Así, dos de tales nombres serían Tulu y Tluhluh.


Hastur el innombrable

Así, en cumplimiento de la tercera geas, entro en el palacio de las mil columnas de Haon-Dor. Extraños y silenciosos eran aquellos salones... En ellos había formas sin rostro de humo y niebla que oscilaban a la deriva, y esculturas de monstruos representadas con miríadas de cabezas. En las bóvedas del techo, como si estuvieran prendidas de la noche, ardían las lamparas con llamas invertidas que asemejaban a la combustión del hielo y la roca. Un gélido espíritu del mal, tan antiguo que escapaba a la compresión humana del término, campaba a sus anchas por aquellas estancias. El horror y el miedo reptaban por aquellos suelos como serpientes invisibles, escapadas del sueño. Surcando el laberinto de cámaras... llego a una habitación alta cuyas paredes describían un círculo roto tan solo por el único portal que había cruzado. La habitación adolecía de falta de mobiliario, que consistía nada más que en un asiento encumbrado sobre cinco pilares que se elevaba por los aires sin que se pudiera llegar a él por medio de escaleras ni de ninguna otra manera; era como si sólo un ser alado pudiera llegar hasta él. Mas el asiento estaba ocupado por una figura envuelta en densas sombras que portaba sobre su cabeza y sus rasgos un sudario de aborrecibles tinieblas.(Clark Asthon Smith; “Las siete geas”)

El aspecto de Hastur varía enormemente según quien provea la descripción. Hay quien afirma que es medio hermano del Gran Cthulhu y que es de tamaño y forma parecidos. Hay quien lo ha retratado como una enorme y feroz bestia bípeda. Algunos estudiosos, al reparar en la apariencia de los elegidos de Hastur cuando el dios los posee con parte de su esencia, elucubran con la posibilidad de que se trate de un gigante abotargado carente de huesos, mientras que algún testigo ha llegado a describirlo como una entidad octópoda dotada de un semblante inmensurablemente espantoso.

La única forma de Hastur de la que se puede dar fe es la de Rey de Amarillo, supuesto avatar de Aquel Que No Debe Ser Nombrado. El rey es pavorosamente alto (al menos 3 metros) y antinaturalmente escuálido, compuesto al parecer por completo de andrajos amarillos que ocultan el rostro de los que sea que acecha tras ellos.

Tal vez Hastur sea la figura más incomprendida de todos los grandes integrantes de los mitos. Hay quien afirma que se trata de la encarnación del principio de la entropía, la inevitable tendencia de todas las cosas a migrar del orden al desorden o al caos. Otros aseguran que está relacionado con el determinismo, su opuesto exacto, la idea de que todas las cosas se atienen a la mecánica de la causa y el efecto, donde no tiene cabida la libre voluntad ni la divergencia del curso predeterminado.

Un estudioso de los Mitos, al reparar en la naturaleza barroca de Carcosa y la popularidad del culto a Hastur entre las mentes creativas, expuso que la ciudad de Hastur es una entidad parasitaria que absorbe gentes y lugares y los transfiere a sí misma. La evidencia que refuerza esta última teoría estriba en el hecho de que las referencias más antiguas a Hastur aluden a un lugar, no a una entidad, lo que sugiere que el lugar es la entidad y que las demás manifestaciones son en realidad proyecciones de un emplazamiento genial particularmente poderosos.

De ser esto cierto, el mandamiento de no nombrar a Hastur provendría no de la creencia de que el primigenio podría oír su nombre y fulminar al infractor, sino de la idea que sostienen que el creado genera poder. Al nombrar, y por consiguiente, personificar a Hastur, la entidad abandonaría su potencial existencia para tornarse real.

Culto: Al igual que el Gran Cthulhu, Hastur es adorado por múltiples razas. Se cree que las llamadas semillas de Hastur son bestias octópodas que habitan el lago Hali. Los byakhee reciben a menudo el sobrenombre de Siervos de Aquel Que No Debe Ser Nombrado en los textos de los mitos, pero se desconoce si se trata de una raza que fue creada por Hastur o sencillamente, absorbida y esclavizada por él.

El culto a Hastur alcanzó una breve popularidad durante el renacimiento, pero no ha dejado de crecer paulatinamente desde el periodo de finales del siglo XIX, cuando hizo su aparición la esquiva pieza de teatro El rey de Amarillo. Los que se consagran a Hastur suelen pronunciar el Juramento Innombrable, permitiendo que Hastur posea sus cuerpos en cualquier fecha posterior a cambio de algún favor o ayuda en el presente. Una secta numerosa y activa, la Hermandad del Símbolo Amarillo, medra en la actualidad, no como un grupo marginal de lunáticos que se reúnen furtivamente en almacenes abandonados, sino como un cónclave de influyente y acaudalados hombres de negocios y lideres políticos. Si Tsathoggua es el dios del declive, Hastur es el de la ascendencia.

Nyarlathothep: el caos reptante.

Por la amplia venida flanqueada por las 2 columnas avanzaba una figura solitaria; una figura alta y enjuta con el joven rostro de un antiguo faraón, con una túnica prismática y coronado con un phsent dorado que refulgía con una luz inherente. Hasta colocarse a la altura de Carter avanzó aquella regia figura, cuyo porte orgulloso y atezado semblante emanaban la fascinación de un dios oscuro o un arcángel caído; y alrededor de cuyos ojos acechaba la lánguida chispa de un humor caprichoso. Habló, y en sus suaves tonos onduló la música atiplada de las aguas del Leteo: “Randolph Carter” dijo la voz “has venido para ver a los primigenios que los hombres tienen prohibido ver... de buena gana te reportaran caos y horror los poderes del exterior, Randolph Carter... No olvides esta advertencia sino quieres que unos horrores inimaginables te sumerjan en el abismo de la locura ululante y vociferante. Reza al espacio para que nunca me conozcas en cualquiera de mi otro millón de formas. Adiós Randolph Carter y ten cuidado ¡PUES YO SOY NYARLATHOTEP, EL CAOS REPTANTE! (H.P.Lovecraft; En busca de la ciudad del sol poniente)

Nyarlathotep es el más proteico de todos los dioses; solo unos pocos de sus mil rostros han sido reconocidos y catalogados. La mayoría son monstruos horrendos, absurdos y voraces que lo aplastan y destruyen todo a su paso, con una ferocidad que pondría en fuga a un dhole, pero algunas son humanas en apariencia.

Se ha dicho que la humanidad hace el mal igual que hacen miel las abejas: como producto derivado de su existencia. En este caso, Nyarlathotep sería el apicultor que se ocupa de los peores impulsos de la humanidad. Su objetivo es propagar el caos y adelantar así la Edad Oscura, los Días de los Dioses. Toda acción se guía por la voluntad de crear la mayor cantidad de caos o sufrimiento en el mayor número de personas.

Este mundo no es sino uno más de los mundos que requieres su actuación. Al utilizar sus diversos avatares y acceder a la habilidad de Yog-Sothot para transcender el tiempo y el espacio, se encuentra activo simultáneamente en muchas épocas distintas. Más todos sus planes tienen un denominador común y forman parte de un único fin: conseguir que la humanidad se parezca más a los dioses, libre de ataduras y protecciones, la presa idónea de sus señores.

Culto: Nyarlathotep es temido y honrado por muchas sectas bajo distintos nombres; los cónclaves de brujas de Salem y la antigua Europa lo conocían como El Hombre Oscuro. Egipto se estremeció bajo el reinado del rey-dios Nephra-Ka, el Faraón Negro. Para los aborígenes, es el Padre de los Murciélagos. Como mensajero de los Dioses Exteriores (Azathoth, Yog-Shotot, Shub-Niggurath) Nyarlathotep hace acto de presencia en muchas ceremonias que honran a estos seres y recibe parte de su culto. Mantiene contacto con las sectas devotas de todos los grandes primigenios (Cthulhu, Hastur) y de muchos de los menores también, a las que ve como un instrumento para propagar la muerte y la destrucción, la locura y el caos.

Aparte de ser capaz de apelar a casi cualquier secta devota de un primigenio o dios exterior, Nyarlathotep puede invocar a casi cualquier criatura de los mitos, con la excepción de los ángeles descarnados de la noche (servidores de Nodens)

Shub-Niggurath, la cabra negra de los bosques con un millar de retoños.

Allí estaba, al parecer, la fuente de todas aquellas malformaciones y abominaciones. Puesto que la masa gris borboteaba y se estremecía y se hinchaba sin cesar, y de ella, como en fisión multiplicada, se engendraban las abominaciones que se alejaban reptando a los confines de la gruta. Había cosas semejantes a brazos y piernas sin cuerpo que porfiaban en el cieno, cabezas que rodaban, vientres abotargados con aletas de pescado y todo tipo de seres malformados y monstruosos que crecían de tamaño conforme abandonaban la vecindad del estanque. Los que no se daban prisa en nadar hasta la orilla cuando caían al charco... no tardaban en ser devorados por bocas que se abrían en el progenitor. (Clark Ashton Smith; Las siete geas)

La forma natural de Shub-Niggurath parece ser un vasto protoplasma que vomita sin cesar seres vivos de todos los tamaños, formas y descripciones. Los devora con la misma rapidez a no ser que se den prisa en escapar. Cuando se la llama, la primigenia envía siempre un avatar cuya forma varía según las expectativas de quien la convoque. La forma más común para los que adoran a Shub-Niggurath es la de una colosal masa orgánica, tan bioactiva que su superficie hierve y gorgotea. La forma de la masa es indefinida: proyecta tentáculos, testículos y extremidades rematadas en pezuñas conforme abre ojos, bocas y orificios vaginales en una perpetua procesión. En ocasiones, se abren fétidos glóbulos hinchados en los costados de la masa que pare un retoño oscuro; a veces la diosa ofrece pezones para amamantar, otras genitales con los que intenta penetrar o inseminar a sectarios voluntariosos... o sacrificios involuntarios.

Pocas son las personas que tocan a la primigenia y sobreviven y menos aún los que ven a la Cabra Negra de los Bosques y conserva la cordura.

Shub-Niggurath rara vez sale de su guarida, una profunda caverna llamada el Bosque Negro por los extraños promontorios que atestan sus vastos salones y sinuosos pasadizos.

Culto: como encarnación de la horrible fecundidad de la vida, que medra y crece en cualquier entorno posible, Shub-Niggurath ha sido adorada en una forma u otra por casi todas las culturas de la Tierra, así como muchas culturas alienígenas (las contadas excepciones las constituyen razas científicas y ateas como la Gran Raza). Los que la conciben como una diosa de la fertilidad la llaman Marta Magna (Gran Madre); los que la ven como un principio procreador priápico aluden a la Cabra Negra del Millar de Crías. Algunos de los salvajes ritos bacanales asociados con el culto a Dionisio (prohibido durante la época romana) no eran sino orgía en honor a Shub-Niggurath.

Yog-Sothot

Grandes glóbulos de luz que se derramaban sobre la abertura... la ruptura de los orbes más próximos y la carne protoplásmica que fluía como tinta para agolparse y formar aquel horror arcano y espantoso venido del espacio exterior... cuya máscara era un cúmulo de glóbulos iridiscentes... que borboteaba igual que el cieno primario en un caos nuclear, incesante más allá de los confines del tiempo y el espacio. (August Derleth; el ser que acecha en el umbral)

Yog-Sothot habita en los intersticios que separan a los planetas que componen el universo. Allí se manifiesta como un conglomerado de orbes iridiscentes en permanente cambio, fusionándose y rompiéndose. Yog-Sothot varía de tamaño sin cesar, alternando entre los 100 metros y el kilómetro y medio o más.

Yog-Sothot ostenta el poder de viajar entre los planos para llegar a cualquier época o lugar. En sí, Yog-Sothot colinda con todo tiempo y espacio, pero puede manifestarse como entidad física en el mundo real, debido a lo cual se le ha llegado a llamar La Llave y la Puerta. En su aspecto de abridor del Camino, Yog-Sothot es mencionado como Umr at’Tawil (que significa la Prolongación de la Vida). Yog-Sothot entra en este plano de existencia para cebarse con la vida que contiene, pero sólo puede hacerlo en contadas ocasiones... o cuando se le invoca

Culto: Yog-Sothot es la deidad predilecta de los brujos y hechiceros, a los que les otorga el poder de viajar entre los planos, en el tiempo, o de vislumbrar otras dimensiones. También puede dotar a sus servidores de la facultad de gobernar a diversos monstruos de mundos lejanos. A cambio de estos dones, los adoradores abren el camino para que Yog-Sothot viaje de sus dominios a la dimensión de la humanidad, donde es libre de arrasar a sus anchas.

Como Umr at’Tawil, los que deseen viajar a épocas y lugares lejanos podrían pactar con el dios. Esta forma parece ser la menos malévola de todas, lo que elimina por completo el peligro de que Umr ar’Tawil se quite el velo y vuelque locura y destrucción sobre sus fieles

(HP Lovecraft; “En busca de la ciudad del sol poniente”)
Chaugnar Faugn, el horror de la colina.

Las palabras no conseguirán describir adecuadamente la repulsión que inspiraba aquel ser. Estaba dotado de trompa y grandes orejas desiguales, así como 2 colmillos enormes que sobresalían de las comisuras de sus labios, pero no se trataba de un elefante. Lo cierto era que su semejanza con un elefante real era, a lo sumo, esporádica y superficial, pese a ciertos detalles inconfundibles de similitud. Las orejas eran membranosas y exhibían tentáculos, la trompa terminaba en un enorme disco rutilante de al menos un pie de diámetro y los colmillos, que se entrelazaban e imbricaban en la base de la estatua, eran tan translúcidos como el cristal de roca. El pedestal sobre el que se erguía era de ónice negro: la estatua en sí, a excepción de los colmillos, parecía labrado a partir de un único bloque de piedras... espantosamente jaspeada, erosionada y descolorida... el ser se sentó erguido como impulsado por un resorte. Sus patas delanteras se habían doblado un tanto a la altura de los codos y las manos (pues poseía manos humanas) descansaban sobre su regazo con las palmas hacia arriba. Los hombros eran anchos y cuadrados y sus pechos y enorme estómago protuberaban, haciendo las veces de almohada para la trompa. Era tan quiescente como Buda, tan enigmático como una esfinge, y tan amenazador como una górgona o una cocatriz. (Frank Belknup Long; El horror de la colina)

Chaugnar Faugn no es ningún ídolo, sino un dios. Su forma es una distorsionada mezcla de rangos humanoides y paquidermos. Se puede confundir esta estatua con una pobre representación de Ganesha, una deidad hindú. Chaugnar, un dios muy antiguo, asolaba los Pirineos en el pasado, pero viajo a la terrible llanura de Leng hace milenios. Más tarde sería descubierto en el Tíbet y llevado a América por un arqueólogo tan arrojado como aciago su destino. Chaugnar fue expulsado al pasado, pero gracias a los esfuerzos de sus seguidores, pudo regresar. El dios recompensó a la responsable, la doctora Alison Ley convirtiéndola en su compañera. Se desconoce actualmente su paradero, al igual que el de la doctora Ley.

1 comentario:

  1. Muy interesante. Yo ya había oído hablar de H.P Lovecraft y del Cthulhu, pero no sabía que tuviera tan gran repertorio de monstruos.

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